Deserción escolar en Colombia: un desafío que se agrava   

La educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad, y en Colombia no es la excepción. Sin embargo, uno de los problemas persistentes en el sistema educativo del país es la deserción escolar. Aunque se habían logrado avances significativos en los últimos años, la tendencia nos muestra que aún queda un largo camino por recorrer. Según datos del Ministerio de Educación Nacional, más de 400 mil niños, niñas y jóvenes abandonaron el colegio entre finales de 2022 e inicios del 2023. Esto representa un aumento considerable en comparación al periodo inmediatamente anterior. Entre 2021 y 2022, el promedio de deserción estuvo en 330.000 estudiantes (Portafolio, 2023).   

Este problema tiene un impacto negativo, a tal punto, que afecta el desarrollo individual y social de los jóvenes. Limita sus oportunidades de acceder a un empleo digno, mejorar su calidad de vida y contribuir al desarrollo del país. Unas secuelas permanentes que podemos prevenir.  

Las causas de la deserción son variadas y a menudo interconectadas. La pobreza, la violencia y la dispersión geográfica son factores clave que llevan a muchos jóvenes a abandonar la escuela. En una nueva entrada del blog de la Fundación United Way Colombia nos trazamos el propósito de examinar un poco de ellas.  

La deserción escolar en la Colombia rural, dispersa o en conflicto 

Uno de los retos que tenemos como fundación al momento de estudiar este fenómeno, es ver la asimetría que presenta en el territorio. Por ejemplo, este problema es más pronunciado en las zonas rurales y en comunidades vulnerables. Muestra de ello son las cifras que nos expone el DANE. En la ruralidad, en 2022, el 23,7% de la población en edad escolar (entre los 5 y los 21 años) no asistía a ningún establecimiento educativo. Esta cifra incrementa a 26,9% cuando se trata de un municipio PDET. La proporción en el área urbana es del 17,9%.  

La falta de infraestructura adecuada en algunas regiones del país también obstaculiza el acceso a la educación. La distancia entre el hogar y la escuela, la falta de transporte y la ausencia de instalaciones escolares adecuadas, son desafíos comunes que enfrentan los estudiantes en áreas rurales. Como organizaciones debemos trabajar en alternativas que permitan a los niños, niñas y jóvenes tomar sus clases sin poner en riesgo su vida. Aspectos como educación en casa, tutorías, entre otras, emergen como soluciones transitorias para tal fin.   

Otro aspecto a analizar es la situación de conflicto armado que vive el país. Departamentos como Putumayo, Arauca y Caquetá (Infobae, 2023), presentan altos índices de inasistencia dado el temor presente en los padres de familia de enviar a sus hijos a la escuela, producto de la inseguridad y peligrosidad que se encuentran en el camino.  

En esta misma línea contamos con situaciones como el desplazamiento forzado. Cuando esto ocurre, los estudiantes no pueden volver a su vivienda y, por ende, a su colegio. Cuando llegan a una nueva ciudad o municipio huyendo de la violencia, a menudo tardan en reincorporarse en su formación, lo que retrasa su proceso y, en el peor de los escenarios, no los culminan.  

Por último, un factor que está repercutiendo en la continuidad de los estudiantes en el colegio es la pobreza multidimensional. Evidencia de esta situación es el estudio que a principios de 2023 publicó la Corporación Redpapaz, en el que afirma que uno de los factores predominantes en la decisión de abandonar el colegio, es la necesidad de los menores por salir a trabajar y contribuir en la ya difícil situación económica que viven. 

Esta variable puede representar una incidencia importante en la manera en la que abordamos la deserción escolar. En un país como el nuestro, el 12,9% de habitantes se encuentran en situación de pobreza multidimensional. Ello se traduce en familias que tienen dificultades en acceso laboral, salud, servicios públicos domiciliarios, educación y unas óptimas condiciones para el disfrute de la niñez y la juventud.  

En conclusión, la deserción escolar es un problema que nos afecta a todos. Imaginemos a un niño o una niña que sueña con ser médico, abogado o ingeniero. Imaginemos a un joven que quiere ayudar a su comunidad y hacer del mundo un lugar mejor. Pero ese sueño se puede convertir en un imposible si ese niño o niña abandona el colegio. La deserción escolar es un problema que le roba su futuro a nuestros jóvenes. Es un problema que nos roba a todos una oportunidad de construir un mundo mejor. 

La educación es un derecho fundamental, es la base para el desarrollo individual y social. Es la herramienta que nos permite alcanzar nuestro máximo potencial y construir un futuro mejor para todos. Es nuestro deber como sociedad evitar que niños, niñas y jóvenes tengan que renunciar a su educación por cualquier motivo. 
 

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